15 septiembre 2016

Dioses de Egipto

 
Había un joven realizador que se convirtió en director de culto gracias a dos películas con una estética gótica y oscura, aunque de éxito desigual; luego, a pesar de dirigir un blockbuster (aunque antes hizo alguna cosa más pequeñita) de cierto éxito y críticas no muy negativas (al menos) se metió en otra cinta de generoso presupuesto y efectos especiales con un final que dejaba un poco ¡plof! (por no decir ¡chof!) al personal. El cineasta pasó de joven promesa a promesa rota, dando la impresión de que le costaba encontrar proyectos cinematográficos. Pero ahí que se anunció otro filme, una cinta que ya desde el lanzamiento de su primer avance recibió palos a cascoporro.

Bek es un joven ladrón descarado que vive en Egipto con su, también joven, esposa; ellos, y el resto de habitantes de la urbe, son súbditos de Osiris, rey y dios de las tierras fértiles bañadas por el Nilo. Pero el día que Osiris coronará a su hijo Horus, el envidioso Set, hermano del primero, dará un golpe de Estado que hará temblar los cimientos del reino y del mundo.

Alex Proyas puede que sea otro juguete roto de Hollywood, o simplemente un director que no apunta bien a la hora de elegir proyectos (si es que se puede permitir ese lujo), pero un servidor no cree en absoluto que se merezca la de palos que se está llevando con este su último proyecto, Dioses de Egipto (Gods of Egypt, 2016).

Y es que, aunque hay un claro abuso de los efectos visuales, y dejando polémicas raciales (un poco absurdas) a un lado (que tampoco le han sentado bien a la recaudación, creo yo), no estamos ante el gran bodrio del año, ni es la cinta más absurda de la década, ni siquiera de los últimos seis meses; de hecho, más bien nos encontramos con un filme de gran presupuesto deudor de las historias clásicas de fantasía (y de bajo presupuesto), con personajes arquetípicos como protagonistas y situaciones tampoco especialmente originales, pero que para nada eso conlleva que sea una obra (o producto) aburrida sinsentido, es más, tiene mucho más sentido y coherencia que no pocos de los blockbuster que se han estrenado en 2016 (apúntese Independence Day: Contraataque o X-Men: Apocalipsis).
Porque no hay que buscarle al gato patas que no tiene (que son cuatro), desde el primero hasta el último minuto Dioses de Egipto es una película de fantasía y aventuras que nos traslada a un mundo imaginario alternativo de vistoso acabado (aunque en efecto, hay instantes en que los FX chirrían un poco, pero otros en los que están francamente bien), con un mínimo de esfuerzo es irremediable embarcarse en la aventura, en desconectar y pasar un rato realmente divertido, sin más.

En cuanto al reparto, Gerard Butler (Objetivo: La Casa Blanca), Nicolaj Coster-Waldau (Mamá) y Geoffrey Rush (Piratas del Caribe: En mareas misteriosas) son los rostros más conocidos, el primero encarna al rencoroso Set, el segundo a Horus y el tercero tiene un papel que me ha sorprendido, el de Ra. Pero el protagonista sin duda es el ladrón Bek, al que da vida Brenton Thwaites, actor en ascenso al que no conocía y que participó en Maléfica y que lo hará también en la próxima entrega de Piratas del Caribe; su pareja en la ficción (al menos) es Courtney Eaton, a la que pudimos ver en Mad Max: Furia en la carretera, al igual que a su compañera de reparto Abbey Lee, cuyo angelical rostro engatusó en el filme de George Miller, aquí no está de parte de los buenos, pero sigue engatusando. Le acompañan, entre otros, Rufus Sewell (Dark City, Hércules), Emma Booth (Glitch), Chadwick Boseman (Capitán América: Civil War), Elodie Yung (Daredevil) y Yaya Deng.

A mi juicio, Dioses de Egipto es de las películas más infravaloradas del año, no es una obra maestra  (ni lo pretende) pero a un servidor le ha resultado muy entretenida, sus dos horas se me pasaron casi volando. Merece una oportunidad.


LO MEJOR:
-Que su historia se muestra tal cual es desde un inicio, no intenta ser una película que no es, que es simplemente para pasar un rato divertido viendo las aventuras de sus protagonistas.
-Las serpientes con sus jinetes.
-La puesta de sol y la lucha con el monstruo.

LO PEOR:
-Esos instantes en los que los efectos visuales no están tan logrados (especialmente en lo que se refiere a escala, que no es tanto de efectos especiales como de maña).
-Alguna situación un poco demasiado tomada por los pelos.

¿Quién debería verla?
Amantes de la fantasía y la aventura.

¿Y quién no?
Quien no se capaz de sumergirse en un mundo de fantasía de serie B con factura (generalmente) de A.

2 comentarios:

eter dijo...

Yo soy de los fans de Proyas... Dark City me parece una maravilla tremebunda, y hasta cierto punto defiendo "Yo, Robot" (su final es... su final, pero todo lo anterior es puro Daneel y Baley), y "Señales del futuro" también me gusto.
De esta vi algo, y no me disgustó... muy aventura ligera rollo, todo muy bestia y exagerado... pero todo tambien muy bien narrado y explicado. Quiero verla, no es el cine que se hace ya hoy en día, donde parece que todo tiene que ser falsamente sesudo y pretencioso, y me parece que me entretendrá mucho más que otras con más renombre.

Neovallense dijo...

Uf, "Señales del futuro" no me convenció mucho que se diga, sobre todo su final, pero sin duda considero que Proyas es un buen narrador, y ha realizado pelis más que interesantes ("El cuervo" y "Dark City", en cabeza, sin duda), y "Dioses de Egipto" se encuentra entre sus filmes interesantes, entre otras cosas por su falta de pretensiones y porque es muy divertida.

Ojalá se hicieran más películas con el mismo espíritu.

Un saludo, Eter, y muchas gracias por comentar ^^